Desde las movilizaciones feministas del 2018, las universidades estatales han estado en un proceso de desarrollo e implementación de políticas para dar respuestas a estas demandas. Para conocer en mayor profundidad las acciones realizadas, conversaremos con Hayley Durán, Coordinadora de la Unidad de Equidad de Género de la Universidad de Aysén.
En primer lugar quisiéramos conocer ¿cómo se ha ido desarrollando la unidad de género en su universidad?, junto con detallar, ¿por qué se crea esta instancia?, si fue parte de las políticas iniciales de la universidad, sino más bien fue una necesidad que se puso en evidencia, tal vez tras la movilización del 2018.
En la universidad de Aysén no hubo movilización el 2018, precisamente porque la primera generación de estudiantes entró el año 2017. Entonces era muy poquitos estudiantes y no se veía todavía como necesidad de parte de los estudiantes tener protocolos. Sin embargo, desde la dirección de la universidad, la rectoría y desde algunas académicas, surge la necesidad de avanzar en tener protocolos para abordar estas situaciones.
Entonces, lo primero que hace la universidad es formar una comisión conformada por académicos, personal de colaboración y directivos, lo cual conlleva a la creación del primer protocolo contra la violencia sexual y la discriminación arbitraria el año 2018.
Este protocolo establece que tiene que haber una unidad de equidad de género para hacerse cargo de todo el procedimiento. Entonces es al revés de como ha sido en otras universidades, una vez que aparece el protocolo se crea la unidad, y esta unidad, aparte de enfocarse en todo lo que tiene que ver con la prevención de la violencia y la actuación ante casos de violencia, también tiene como objetivo transversalizar los temas de género.
¿Qué otras medidas y políticas con respecto al enfoque de género han sido desarrolladas en su universidad?
En el año 2018 se crea este primer protocolo, luego el año 2019 creamos un protocolo para las personas trans, para que pudieran usar su nombre social en todas las instancias dentro de la universidad.
A partir de ahí empezamos a trabajar en una política de igualdad de género, se forma una comisión más ampliada, que es una comisión estamental, y empezamos a trabajar en temas de formación. La misma comisión empieza a tomar los temas de género y nos formamos en este ámbito.
Luego se empezó a trabajar esta política de igualdad, la cual justamente está en el Senado Universitario esperando su aprobación, posteriormente vamos a generar los planes de transversalización, las acciones para poder instalar los mecanismos.
Eso si, no han habido muchos espacios de transversalización, el año 2020 tuvimos un caso muy mediático, muy terrible en la universidad de acoso a una estudiante y prácticamente toda la energía la hemos enfocado en establecer un nuevo protocolo.
El protocolo del año 2018 si bien era una herramienta buena para abordar los casos de violencia, nos dimos cuenta que era necesario modificarla y estuvimos trabajando en generar un nuevo protocolo de actuación ante denuncias.
Lo interesante de este protocoloes que aborda no solamente el acoso sexual, sino también la violencia de género de forma amplia, la cual es estructural, simbólica y directa.
¿Se han desarrollado políticas de conciliación con corresponsabilidad en su universidad?
El año 2019, como una de las primeras tareas que asumí cuando llegué fue el empezar a elaborar este reglamento de corresponsabilidad social de la Universidad de Aysén, que está orientado a estudiantes, madres, padres y cuidadores. Esto surge antes de la política de igualdad de género debido a las características de nuestra institución.
El 70% de nuestras estudiantes en total son mujeres, otro dato interesante es que del total de la población, el 15% es madre o padre, lo cual es altísimo porque, por ejemplo, en la Universidad de Chile es alrededor del 1%.
Entonces sabíamos que era un tema importante, el cual tenía que ver con la capacidad de las estudiantes de desarrollar su trayectoria académica de manera tranquila, debido a que en muchas veces está cruzada por estas labores de cuidado.
Entonces tenemos mucha deserción, debido a que las estudiantes no tienen dónde dejar a sus hijos o encontrar otra forma de resolver esa problemática que tiene que ver con las labores de cuidado.
Entonces lo primero que surge es poder tener este reglamento que en definitiva le entrega flexibilidad y facilidades a las estudiantes para desarrollar su trayectoria académica de la mejor manera. No significa que se les den cosas gratis, sino que básicamente es emparejar la cancha, es decir, si las estudiantes tienen un hijo enfermo, poder llevarlo al médico, si un hijo se enfermó poder tener un poco más de flexibilidad en la entrega de trabajo, por ejemplo, tener cinco días más para la entrega de trabajo, lo mismo con respecto a las evaluaciones.
Además, nosotros tenemos un porcentaje más o menos alto de estudiantes que se embarazan durante el período en que están estudiando, entonces también establecimos períodos pre y postnatal donde la persona se puede tomar ese tiempo sin el temor de que va a tener que renunciar a la carrera.
Otra cosa importante que hemos hecho dentro de estas medidas de responsabilidad es establecer la unidad de Apoyo al Cuidado Infantil, la cual es pequeña, pero ofrece un tremendo apoyo a las madres y padres, porque precisamente aborda estos horarios donde los chicos y chicas no tienen donde estar, por ejemplo, las tardes.
Todo esto ha sido desarrollado porque entendemos que las labores de cuidados son importantes para el sostenimiento de la sociedad, no solamente de la sociedad presente, sino que también de la sociedad futura, entonces es una apuesta a eso.
¿Cuáles son los desafíos que tienen desde esta línea de acción afirmativa de políticas de conciliación con corresponsabilidad?
Para el año 2023 uno de los desafíos que tenemos es generar planes de igualdad y una de las líneas tiene que ver precisamente con la conciliación de la vida laboral y familiar. Vemos que el tema estudiantil de alguna forma ya lo tenemos trabajado a través del reglamento, pero necesitamos que este reglamento pueda ampliarse, y abordar a funcionarios y funcionarias, académicos y académicas.
Eso todavía no lo hemos hecho y es un gran desafío, pero lo que queremos es que finalmente todas las personas de la comunidad universitaria puedan vivir en ambientes bien tratantes, y en ambientes que reconozcan las labores de cuidado, que apoyen a estas labores de cuidados y que nosotros como una universidad estatal, una universidad pública, también nos hagamos parte, de alguna forma colaboramos con esas labores.
Lo vemos como un imperativo ético y de justicia social el poder contribuir, en apoyar, en corresponsabilidad precisamente, en hacernos parte de las responsabilidades de cuidado que las personas tienen.
Con respecto a la comunidad universitaria, ¿cómo han sido recibidas estas primeras iniciativas?.
Es bien interesante porque cuando hemos hecho algún estudio respecto de las percepciones que tiene la comunidad universitaria, las estudiantes perciben que el hecho de contar con un protocolo de actuación ante denuncias es una herramienta muy buena y que las protege.
Hemos ido aprendiendo en el camino, siempre el denunciar es una acción individual, voluntaria, difícil. Año a año se han ido presentando algunas denuncias, pero cada vez el procedimiento está siendo más apropiado, más ajustado y yo creo que eso la comunidad universitaria también lo valora mucho. Si bien al principio tuvimos algunos problemas más o menos grandes respecto de la recepción de denuncias y de cómo se trabajaron los procesos, en los últimos dos años eso ha ido cambiando y creo que la comunidad universitaria ahora tiene la certeza de que frente a una denuncia se va a actuar siguiendo todo lo que corresponde según el protocolo.
¿Ese cambio a qué lo atribuye? ¿Tiene relación con el tiempo y los procesos de institucionalización de la Universidad de Aysén?
Tiene que ver con la madurez tanto de la universidad como de la comunidad, el hecho de contar no solamente con los procedimientos, sino que también con la estructura que sustenta esos procedimientos, eso también es importante. Además, señalar todas las campañas de sensibilización obviamente que hemos ido levantado como unidad de equidad de género para que el tema de la violencia no se naturalice y a la vez se vea como una problemática social que es denunciable.