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En el contexto de la Feria Internacional de Educación, realizada durante el mes de noviembre, se suscribió de forma oficial un Memorándum de Entendimiento entre el CUECH y el Consejo Interuniversitario Nacional de Argentina (CIN). La Directora de Relaciones Internacionales de la Universidad de Chile, Alicia Salomone, explica la relevancia de este hito y la importancia de la internacionalización para universidades estatales.

¿Cómo es que emerge esta articulación entre las universidades estatales en la línea de internacionalización?, ¿en qué momento en que ocurre este esfuerzo por decir miremos cómo nos articulamos en pos de generar líneas de trabajo común?

Hay una conciencia clarísima en todas las universidades, y particularmente en las universidades estatales, de la necesidad de internacionalizar su actividad en pos de la excelencia académica, la cual hoy en día no la podemos entender de manera aislada. Es decir, el desarrollo de la ciencia tiene que ser integrado dentro de redes regionales, nacionales y globales, porque los desafíos que tenemos, sean la pandemia o los desafíos de desarrollo del milenio, impiden que esos grandes temas sean abordados aisladamente, hay que trabajar de modo colaborativo.

Esta toma de conciencia de la importancia de la dimensión internacional como parte constitutiva de los proyectos académicos de las universidades, ha puesto al tema de la internacionalización en el tapete de la discusión de todas las instituciones. Este tema se planteó al interior del CUECH y se configuró una comisión de internacionalización, luego se trasladó al proyecto Ethos en su área de Internacionalización.

Mi experiencia en este año de trabajo fue maravillosa, primero porque pude conocer a representantes y responsables de relaciones internacionales de todas las universidades del Consorcio, y en todas esas personas descubrí las mismas inquietudes, con matices. Porque las universidades de regiones del norte o del sur, tenían sus particularidades respecto de su visión sobre la internacionalización, y eso significaba también que se habían asociado a redes distintas.

Hay redes que eran más propias o región norte, donde hay ciertas asociaciones que son más pertinentes para ese lugar. Otro ejemplo son las universidades patagónicas, por ejemplo, las cuales tienen un vínculo importante con Argentina y Uruguay, y las universidades de centro con sus otras problemáticas.

Fuimos desarrollando un debate muy rico y encontrando cuáles eran nuestros puntos en común y hacia dónde debíamos avanzar. Desarrollamos distintas discusiones a lo largo de este año para definir, por ejemplo, cómo entendíamos el tema del ethos desde la perspectiva de la internacionalización.

Cuál sería el ethos de una universidad del estado de Chile desde la perspectiva de su internacionalización, cómo ponemos nuestra experiencia en diálogo con otras universidades estatales en otros países latinoamericanos.

Ahí, por ejemplo, tuvimos reuniones de presentación y discusión con representantes de la Universidad de la República en Montevideo, que es una institución que reúne el 80% de la oferta académica en Uruguay, una universidad estatal con un amplio compromiso con los problemas del país.

Nos reunimos también con colegas de Brasil y México, siempre mirando cómo estas universidades habían desarrollando su particular identidad, su ethos y cómo las universidades estatales entendían esa articulación entre ser una universidad del estado, responder a las necesidades del país, la región y las poblaciones locales con justamente esta otra necesidad de enlazarse, dialogar, colaborar con instituciones afines en otros países.

Cuando analizaron estas redes y referentes de universidades internacionales, ¿con qué criterios finalmente se quedaron?

Nosotros hicimos distintos tipos de relevamientos, por un lado redes que existían a nivel internacional y dentro de esas redes mirar la experiencia de universidades estatales, lo cual nos preparó muy bien para empezar una asesoría con el Dr. Alvaro Maglia, quien además fue secretario ejecutivo de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM).

Uno de los focos de esa asesoría era pensar cuáles eran aquellas redes prioritarias con que la red CUECH podía relacionarse de mejor manera, establecer alianzas y colaboraciones de trabajo.

Para eso, obviamente, este estudio previo que nosotros habíamos hecho fue muy útil porque nos dio como un estado de situación sobre cuáles eran las principales redes que operaban en el mundo, sus fortalezas o aquellos aspectos que nos resultaban importantes para nuestra experiencia.

Después de identificar esas redes, hubo una etapa muy interesante de entrevistas y de focus group que nos permitió reflexionar sobre nuestras propias perspectivas como universidades, es decir, cómo nos posicionamos, cómo veíamos la internacionalización, cómo la conceptualizamos y cómo pensábamos que podía trabajarse desde la perspectiva de la Red CUECH.

Otro punto es el tema de las alianzas que el CUECH debería concretar, ahí yo quisiera señalar un resultado que tenemos aquí a la mano, la firma del memorándum de colaboración entre el Consejo Interuniversitario Nacional de Argentina, que es la suma de las universidades del estado de Argentina, y el CUECH.

Para mí es realmente un hito dado que Argentina es nuestra principal frontera, poder relacionarnos con universidades al otro lado de los Andes es clave a todo nivel, tanto para las universidades regionales, como para las universidades que están en Santiago.

¿Qué pasos se inician a partir de la firma de este convenio con las universidades estatales de Argentina?

Este memorándum es un gran paraguas, no entra en todos los detalles porque hubiéramos tardado demasiado, pero permite contener a posteriori acuerdos más específicos sobre temas mucho más concretos. Es decir, esto nos abre la puerta entre las universidades del Estado de Chile y las universidades del Estado de Argentina en materias de colaboración.

Por ejemplo, hay muchas alternativas para seguir avanzando en lo que es la internacionalización del currículum, el desarrollo de cursos conjuntos, aprendizaje colaborativo, el aprovechamiento de las herramientas online que quedaron instaladas desde la pandemia, la interconexión entre grupos de investigación, etc. Lo que a su vez tiene un rebote muy importante en los programas de postgrado, magíster y doctorado para el desarrollo de cotutelas de tesis, de trabajos de titulación.

Además, esto es un puntapié inicial, podemos ir avanzando hacia mayores convenios con otras redes, países, incluso con universidades individuales. Hay varios acuerdos posibles, por ejemplo, entre el CUECH y la Universidad de la República o con las universidades del Grupo Montevideo.

La verdad es que las posibilidades de colaboración son muy amplias, nos une el idioma común, una historia y una identidad. Hay muchos temas que podemos abordar conjuntamente, tales como la migración, las culturas y lenguas indígenas, salud, bienestar, el cambio climático y el impacto en nuestros territorios, etc. O sea, enfrentamos desafíos que son comunes en América Latina, por lo tanto, si las universidades colaboramos podemos hacer una diferencia.

Finalmente, ¿cómo se proyecta la mesa de internacionalización a corto y largo plazo?

Ahora lo que tenemos que hacer es justamente fortalecer la Red de Internacionalización del CUECH. En mi opinión, la principal tarea es poder aterrizar todas estas ideas y acuerdos sobre los que hemos venido reflexionando por más de un año, y definir cómo continuar por un lado en concretar acuerdos específicos con Argentina, con quien acabamos de firmar este memorándum, pero a la vez seguir avanzando con otras alianzas que tenemos en la carpeta.

Además, reflexionar en torno a cómo realizar un trabajo hacia el interior de nuestras instituciones, mejorando aquellos aspectos deficitarios que este año de reflexión nos permitieron advertir. Por ejemplo, mejorar todo lo que es visibilidad internacional en nuestras páginas web, debido a que no mostramos los avances realizados o los presentamos de manera tan dispersa que se diluye.

Por otra parte, hay que consolar este marco de trabajo en red, tenemos que compartir más, intercambiar lo que estamos haciendo y ayudarnos mutuamente. Hay que erradicar este sentido de competencia, las universidades estatales no debemos competir entre nosotras.

Es cierto que hay diferencias, heterogeneidad y accesos a recursos distintos, pero eso es algo que no decidimos nosotros, forma parte del marco en el que nos desenvolvemos. Nosotras como universidades estatales debemos hacer todo lo posible por pensar e instalar una mentalidad de colaboración debido a que la competencia nos debilita a todas.

Esta es una red increíble, que abarca desde Arica a Magallanes, y ahora Puerto Williams y Antártida. Es decir, tenemos realmente oportunidades extraordinarias y eso sólo se va a potenciar en un marco colaborativo, no competitivo.